V DISCIPLINA AVGVSTA; (incripción que se podía leer en monedas y monumentos encontrados en Britania, a lo largo del Muro Adriano) .
Adriano comenta su gira oficial por Oriente: Grecia, Antioquía, Asia Menor, etc. Sigue haciendo reformas y cambios:
“Hacía mucho que había concedido exenciones análogas a los médicos y profesores de todas partes, con la esperanza de favorecer el mantenimiento y el desarrollo de una clase media seria e instruida. Conozco sus defectos, pero un Estado sólo se mantiene gracias a ella.”
“Todo ello hubiera sido enlazado con hilo muy fino y habría servido para exponer una filosofía que era ya la mía, la idea heraclitiana del cambio y del retorno.
El cristianismo:
“Me cuesta creer que Cuadrato confiara en convertirme en cristiano; sea como fuese, se obstinó en probarme la excelencia de su doctrina, y sobre todo su inocuidad para el Estado. Leí su obra; mi curiosidad llegó al punto de pedir a Flegón que reuniera noticias sobre la vida del joven profeta Jesús, fundador de la secta, que murió víctima de la intolerancia judía hace unos cien años. Aquel joven sabio parece haber dejado preceptos muy parecidos a los de Orfeo, con quien suelen compararlo sus discípulos.”
“Todo eso se parecía mucho a las hermandades que los esclavos o los pobre fundan por doquiera para honrar a nuestros dioses en los barrios populosos de las ciudades.”
“Arriano compartía estos puntos de vista; pasamos toda una noche discutiendo el mandamiento que exige amar al prójimo como a uno mismo; yo lo encontraba demasiado opuesto a la naturaleza humana como para fuese obedecido por el vulgo, que nunca amará a otro que a sí mismo, y tampoco se aplicaba al sabio, que está lejos de amarse a sí mismo.”
“Por lo demás el pensamiento de nuestros filósofos me parecía igualmente limitado, confuso o estéril.”
Más mejoras para los de abajo:
“Griega es la palabra filantropía, pero el legista Salvio Juliano y yo trabajamos para mejorar la miserable condición del esclavo.”
Vuelve el placer pero no el amor:
“El placer había recobrado su lugar en mi vida; mi secretario Onésimo me servía de proveedor. Sabía cuándo era preciso evitar ciertos parecidos, o cuándo debía buscarlos. Pero aquel amante presuroso y distraído no era amado.”
También le escribe a Marco Aurelio las multimanías de la vejez de un emperador:
“Mi curiosidad, que antaño me había parecido el resorte mismo de mi pensar, y uno de los fundamentos de mi método, sólo se ejercía ahora en las cosas más fútiles; abría las cartas destinadas a mis amigos, que acababan ofendiéndose; aquella ojeada a sus amores y a sus querellas conyugales me divirtió cierto tiempo. En mi actitud se mezclaba además una parte de sospecha; durante varios días me dominó el terror al veneno, terror atroz que antaño había visto en la mirada de Trajano enfermo,”
“Secretos, furores, impaciencias salvajes, me dominaban ante las menores fruslerías y las bajezas más triviales, así como una repugnancia de la cual no me exceptuaba a mí mismo.”
“la canalla filosófica y letrada no me inspiraba ya el menor respeto.”
Un repaso de las religiones y sobre todo la mirada atenta al dios de Israel:
“Ningún pueblo, salvo Israel, tiene la arrogancia de encerrar toda la verdad en los estrechos límites de una sola concepción divina, insultando así la multiplicidad del Dios que todo lo contiene; ningún otro dios ha inspirado a sus adoradores el desprecio y el odio hacia los que ruegan en altares diferentes.”
Por eso le transmite a Marco que quiso hacer a Jerusalén una ciudad como las demás:
“donde diversas razas y diversos cultos pudieran existir pacíficamente; olvidaba que en todo combate entre el fanatismo y el sentido común, pocas veces logra este último imponerse.”
Después cuenta el papel de Simeón en la revuelta de los nacionalistas zelotes y los problemas que vendrían después, haciendo Adriano un ejercicio de clarividencia:
“Un aventurero surgido de la hez del pueblo, un tal Simeón, que se hacía llamar Bar-Koshba, Hijo de la Estrella, desempeñó en la revuelta el papel de tea inflamada o de espejo incendiario.”
“Destruiríamos a Simeón; Arriano sabría proteger a Armenia de las invasiones alanas. Pero otras hordas vendrían después, y otros falsos profetas.”
“Cansado de nosotros, el mundo se buscaría otros amos; lo que nos había parecido sensato resultaría insípido, y abominable lo que considerábamos hermoso. Como el iniciado en el culto de Mitra, la raza humana necesita quizás el de baño de sangre y el pasaje periódico por la fosa fúnebre.”
La decadencia de la cultura y el estancamiento de la técnica y la ciencia:
“Nuestra literatura se agota, nuestras artes se adormecen; Pancratés no es Homero, Arriano no es Jenofonte; cuando quise inmortalizar en la piedra la forma de Antínoo, no puede encontrar un Praxiteles. Nuestras ciencias están detenidas desde días de Aristóteles y Arquímedes; los progresos técnicos no resistirían el desgaste de una guerra prolongada; hasta los más voluptuosos de entre nosotros sienten el hartazgo de la felicidad.”
Dejar hecho el deber cumplido:
“La caída de Roma, si es que caía, era de la incumbencia de mis sucesores; en aquel año ochocientos ochenta y siete de la era romana, mi tarea consistía en sofocar la revuelta en Judea y devolver a la patria, sin demasiadas pérdidas, un ejército enfermo.”
Los años y la enfermedad:
“Durante toda mi vida me había entendido muy bien con mi cuerpo, contando implícitamente con su docilidad y con su fuerza. Aquella estrecha alianza empezaba a disolferse.”
“Mi cuerpo me temía; continuamente notaba en el pecho la oscura presencia del miedo, una opresión que no era todavía dolor pero sí el primer paso hacia él.”
“Hermógenes acabó por diagnosticar un comienzo de hidropesía del corazón”
La guerra tocaba a su fin:
“Akiba, que desde el comienzo de las hostilidades parecía haberse retirado de los negocios públicos, se consagraba a la enseñanza del derecho rabínico en la pequeña ciudad de Usfa, en Galilea. Sabíamos que su sala de conferencias era el centro de la resistencia de los zelotes.”
“Días después Akiba desobedeció el decreto; fue arrestado y ejecutado.”
Pero la enfermedad sigue su curso:
“Nada se habrá comprendido de la enfermedad en tanto que no se reconozca su extraña semejanza con la guerra y el amor, sus compromisos, sus fintas, sus exigencias, esa amalgama tan extraña como única producida por la mezcla de un temperamento y un mal.”
Vuelta a Roma: la sucesión y la muerte.
“Y pensaba que sólo dos asuntos importantes me esperaban en Roma. Uno era la elección de mi sucesor, que concernía al imperio entero; la otra era mi muerte, que sólo me concernía a mí.”
“No tengo hijos, y no lo lamento. Verdad es que en esas horas de cansancio y debilidad en que uno reniega de sí mismo, me he reprochado a veces no haberme tomado el trabajo de engendrar un hijo que me hubiera sucedido.”
“La mayoría de los hombre notables de la historia tuvieron descendientes mediocres, por no decir peor, dando la impresión de que había agotado en sí mismos los recursos de una raza”
“Nuestro enemigo había vivido demasiado, y yo quería dejar a lucio una herencia libre de peligros” (la sentencia de muerte de Serviano y de su nieto)
Después Lucio, el que había elegido como su sucesor, tiene una enfermedad grave y muere. Marco Aurelio será el sucesor:
“Te conocí desde la cuna, pequeño Annio Vero, que por obra mía te llamas hoy Marco Aurelio.”
“Me preocupé de la educación de ese niño demasiado juicioso, y ayudé a tu padre a elegir los mejores maestros. Vero, el que dice la verdad: me gustaba jugar con tu nombre; tú eres quizá el único ser que jamás me ha mentido.”
“He hecho lo necesario para que fueras adoptado por Antonino; bajo tu nuevo nombre, que se incorporará un día a la lista de los emperadores, eres desde ahora mi nieto. Creo dar a los hombres la única posibilidad que tendrán jamás de realizar el sueño de Platón: ver reinar sobre ellos a un filósofo de corazón puro.”
“nombré a Antonino, y pronuncié tu nombre. Había contado con una adhesión unánime, y la obtuve.”
“pedí que Antonino adoptara asimismo al hijo de lucio, que tendrá en esa forma a Marco Aurelio por hermano.”
“Al volver a la Villa, y por primera vez en muchos días, sentí deseos de sonreír. Acababa de hacer una jugada maestra.”
“Ahora podía volver a Tíbur, entrar en ese retiro que se llama enfermedad, experimentar con mis sufrimientos, sumergirme en lo que me restaba de delicias, reanudar en paz mi diálogo interrumpido con un fantasma.”
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