¿Quién llamó simplicidades las ocurrencias de Sancho Pancha?
Mirad algunas, entre las incontables “lindezas” del personaje, que he recopilado en el Quijote
Labrador soy, Sancho Panza me llamo, casado soy, hijos tengo y de escudero sirvo.
Los escuderos de los caballeros andantes estamos sujetos a mucha hambre y a mucha ventura, y aún a otras cosas que se sienten mejor. ¡Así se me vuelvan las pulgas de la cama! Pues a fe mía que no sé leer.
Yo soy caritativo de mío y tengo compasión por los pobres
Tan gentil temeroso soy yo de Dios como cada hijo de vecino.
Tanta alma tengo yo como otro y tanto cuerpo como el que más, y tan rey sería de mi estado como cada uno del suyo: y siéndolo, haría lo que quisiere; y haciendo lo que quisiere, haría mi gusto; y haciendo mi gusto, estaría contento; y en estando uno contento, no tiene más que desear, acabose, y el estado venga, y a Dios y veámonos, como dijo un ciego a otro.
Quiero que sepáis, amigos, que la gente baldía y perezosa es en la república lo mismo que los zánganos en las colmenas, que se comen la miel que las trabajadoras abejas hacen.
Si hablo mucho, más procede de enfermedad que de malicia; mas quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda.
Soy quien “júntate a los buenos, y serás uno de ellos”, y yo soy de aquellos “no con quien naces, sino con quien paces” y de los “quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija”.
Más aunque pobre, soy cristiano viejo y no debo nada a nadie, y si ínsulas deseo, otros desean cosas peores, y cada cual es hijo de sus obras; y debajo de ser hombre puedo venir a ser papa, cuanto más gobernador de una ínsula.
Así que, yendo días y viniendo días, el diablo, que no duerme y que todo lo añasca… más vale salto de mata que ruego de hombres buenos.
¡Oh sol, con cuya ayuda el hombre engendra al hombre!, a ti digo que favorezcas y alumbres la oscuridad de mi ingenio.
Érase que se era, el bien que viniere para todos sea, y el mal, para quien lo fuere a buscar.
Tiene el miedo muchos ojos y ve las cosas debajo de la tierra, cuanto más encima del cielo.
Yo soy hombre pacífico, manso, sosegado. Retirémonos con gentil compás de pies, y, como dicen, váyase el muerto a la sepultura y el vivo a hogaza. Que quien busca el peligro perece en él.
El retirar no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza.
Bien predica quien bien vive, y yo no sé otras tologías.
Antes se toma el pulso al haber que al saber.
Más vale un toma que dos te daré.
No son todos los tiempos unos, ni están los hombres siempre de un mismo humor.
¡Cuerpo de mí! ¿Tan encubierta estaba la causa de mi dolor, que ha sido menester decirme que me duele todo aquello que alcanzó el palo? El mal ajeno de pelo cuelga.
Una golondrina sola no hace verano.
Para preguntar necedades y responder disparates no he menester yo andar buscando ayuda a vecinos.
Yo confieso que para ser del todo asno no me falta más de la cola.