El Quijote es la primera novela polifónica que interpreta la realidad, no según un sólo punto de vista, sino desde varios puntos de vista superpuestos al mismo tiempo. Cada personaje manifiesta su forma de ver el mundo lo que produce al lector conocer tantas perspectivas como personajes hay en el texto.
La primera parte supone un avance en el arte de narrar. El personaje influye en los hechos. Lo habitual en los libros de caballerías hasta entonces era que la acción importaba más que los personajes.
Por primera vez en una novela europea el personaje trasforma los hechos y al mismo tiempo es trasformado por ellos. Los personajes evolucionan con la acción y no son los mismos al empezar que al terminar.
Al regresar Don Quijote a su pueblo, asume la idea de que no sólo no es un héroe, sino que no hay héroes.
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