El que a Don Quitote lee
gran interés le despierta,
buen contento le procura
las batallas del Hidalgo.
El de la Triste Figura
loco, cuerdo y sin fortuna,
tan valiente enamorado
de Dulcinea del Toboso.
Razón de la sin razón
con más voluntad que tino,
Justiciero y defensor
de doncellas y de viudas.
Señor de honor y palabra
ingenioso por demás,
salió a su libre albedrío
por caminos de La Mancha.
Armado fue Caballero
-la Orden de Caballería-,
se procuró un fiel servidor
y se agenció un buen rocín.
El valiente visionario
a lomos de Rocinante
cabalga con su Escudero
por el campo de Montiel.
Es su oficio y ejercicio
andar por los despoblados
buscando las aventuras,
y los valerosos fechos.
Señor de gran Hidalguía
y pensamientos dispares,
nació por querer del cielo
para desfacer agravios.
Don Azote o don Gigote
ducho en buscarse infortunios,
loco tocado por la gracia
y por el sentido común.
Que ni el interés ni el miedo,
el rencor ni la afición
dieran freno a su locura
en acometer sus lances.
No hay otro que haya tenido
más aliento en perseguir
más destreza en el herir
ni más maña en el derribar.
El más casto enamorado,
a todas horas y momentos
pensando en su Dulcinea va,
camino de Puerto Lápice.
Oh Dulcinea del Toboso,
estrella de mi ventura
y norte de mis caminos:
el cielo te la dé buena.
Si el amor no me tuviera
tan rendido y tan sujeto
a sus leyes, y los ojos
de aquella hermosa ingrata.
Por quedar la fe que debo
a mi señora Dulcinea.
que es Reina y señora mía
Día de mi noche, gloría de mi pena.
Ana Vadillo Gómez
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