Lo mejor que uno puede desear para el año nuevo son felices
sobresaltos, maravillosas alarmas, sueños imposibles, deseos inconfesables,
venenos no del todo mortales y cualquier embrollo imaginario en noches suaves,
de forma que la costumbre no te someta a una vida anodina. Que te pasen cosas
distintas, como cuando uno era niño. Ana Vadillo Gómez